En la era digital, los contenidos en video se han convertido en una herramienta poderosa para informar, educar y generar conciencia sobre temas de salud. Uno de estos temas, la diabetes en adultos mayores, merece ser tratado con especial cuidado. No solo por la complejidad de la enfermedad, sino por la vulnerabilidad emocional, física y social de quienes la padecen. Filmar y producir videos sobre este tema requiere algo más que técnica: exige sensibilidad, empatía y profundo respeto.
1. El consentimiento informado: más que un formulario
Antes de encender una cámara, es fundamental obtener el consentimiento informado del adulto mayor (y, en muchos casos, también de su familia o cuidador). Este proceso no debe reducirse a una firma; implica explicar con claridad qué se va a filmar, cómo se usará el material, y cuál es el propósito del video. El adulto mayor debe sentirse con el derecho —y la libertad— de negarse o pedir que ciertas partes no se graben.
2. Humanizar, no victimizar
Uno de los errores más comunes en la representación de personas con enfermedades crónicas es caer en el dramatismo o la lástima. La intención puede ser buena, pero el resultado suele ser contraproducente. Mostrar a los adultos mayores como víctimas indefensas puede despojarlos de su dignidad y reforzar estigmas. En cambio, es mejor centrarse en sus historias de vida, sus esfuerzos por manejar la enfermedad, su sabiduría y resiliencia. Dar voz a su experiencia desde una perspectiva de empoderamiento transforma el mensaje.
3. El entorno también comunica
El lugar donde se filma puede decir mucho. Escenarios fríos o lúgubres pueden reforzar estereotipos negativos. Siempre que sea posible, el entorno debe reflejar la cotidianidad del adulto mayor, su hogar, su comunidad, o un espacio donde se sienta cómodo y seguro. Esto ayuda a generar confianza y autenticidad en la producción.
4. Lenguaje y narrativa: evitar el sensacionalismo
El guion, la edición y la narración deben evitar el tono alarmista o condescendiente. Palabras como “sufre de”, “padece” o frases como “ya no puede…” refuerzan una visión reduccionista del adulto mayor. En su lugar, optar por un lenguaje claro, respetuoso y centrado en el bienestar puede marcar una gran diferencia.
5. Privacidad y confidencialidad
Al filmar temas relacionados con la salud, la privacidad es un derecho que debe ser protegido rigurosamente. Evitar mostrar documentos médicos, tratamientos invasivos o detalles íntimos sin autorización expresa. Asegurar que el video no exponga más de lo que el adulto mayor desea compartir.
6. Colaborar con profesionales de salud y gerontología
Incluir la perspectiva de profesionales no solo en el contenido, sino también en la producción, puede ayudar a evitar errores y brindar un enfoque más integral. Además, contar con asesoramiento profesional contribuye a crear materiales educativos más sólidos y responsables.
7. Un puente, no una barrera
El objetivo de este tipo de videos debe ser crear puentes de entendimiento entre generaciones, aumentar la conciencia sobre la diabetes en la vejez, y fomentar una cultura del cuidado. Si se logra transmitir humanidad, comprensión y respeto, el video cumplirá una función social valiosa.
Filmar a adultos mayores con diabetes no es solo una labor técnica o creativa: es un ejercicio ético. Implica reconocer la historia, la dignidad y la humanidad de quienes están al otro lado de la cámara. Con sensibilidad y compromiso, es posible producir materiales que no solo informen, sino que también honren la vida de quienes viven con esta condición.
Agradecemos tener la oportunidad de realizar este tipo de videos para instituciones prestigiosas como Universidad Miguel Hernández de España y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Su gran labor con los grupos de personas afectadas por esta enfermedad en el Sur de Quito queda plasmada en videos que esperamos sirvan para el beneficio de toda la sociedad.